Amalgama Dental: Presente o Pasado

La controversia que existe sobre la biocompatibilidad de la amalgama ha aumentado y ha disminuido muchas veces en sus 250 años de historia. La mayor parte de esta controversia radica en la conocida “toxicidad del mercurio”. Muchos estudios han intentado determinar si la exposición al mercurio de los tratamientos dentales, o de otras fuentes, contribuyen al desarrollo de algún problema de salud que se pueda probar. Varias investigaciones han calculado el número de superficies de amalgama necesarias para que una persona estuviera expuesta a concentraciones de mercurio con un efecto mínimo notable sobre el organismo (funcionamiento psicomotor escaso, temblores detectables y disminución de la velocidad de la conducción nerviosa). Según los resultados, serían necesarias entre 450 y 530 superficies de amalgama para obtener estos niveles. Pero incluso, si se restauran los 32 dientes de la boca con amalgama, el número total de superficies apenas llegaría a 192.

De modo que no hay datos que demuestren que el mercurio que portan las amalgamas sea tóxico para el ser humano, siempre y cuando su manipulación sea correcta. Después de años de cuidadosa investigación y de revisar más de 200 estudios científicos, la Administración de Alimentos y Fármacos de los Estados Unidos (FDA) reiteró el pasado año 2.018 que la amalgama dental es un material seguro y efectivo para su uso en restauraciones dentales. Además, la Asociación Dental Americana (ADA) concuerda con la FDA en su decisión de no establecer ninguna restricción en la indicación de la amalgama dental. “La FDA ha dejado la decisión sobre el tratamiento dental justo donde debe estar: entre el Odontólogo y el paciente”, afirmó el doctor John S. Findley, presidente de la ADA.

La amalgama dental ha sido y sigue siendo un material ampliamente utilizado por los Odontólogos por su seguridad, noble comportamiento y bajo coste, pudiendo aplicarse sin riesgo alguno sobre el conjunto de la población. Además, las restauraciones de amalgama son duraderas y muy útiles para los sistemas de salud que prestan atención a una población vulnerable, para los programas que se adelantan en sociedades con riesgo de exclusión o países de escasos recursos.

El uso de otros materiales restauradores que otorguen la misma durabilidad, maleabilidad y balance costo-efectividad de la amalgama ha sido discutido paralelamente con los promotores de su prohibición. Sus más arduos enemigos no han podido lograr encontrar un material que ofrezca el mismo rendimiento clínico en el mundo de los materiales dentales. La realidad es que los propios investigadores, y las sociedades científicas, carecen aún de un sustituto a la amalgama dental. Algunos ensayos, en poblaciones desfavorecidas o con alta susceptibilidad a la caries dental, han intentado utilizar materiales a base de silicatos, principalmente ionómeros de vidrio; pero sin buenos resultados, incluso, a corto plazo.

En conclusión, y muy a pesar de sus limitaciones estéticas, es indudable que la amalgama, por su alta resistencia mecánica, sigue siendo la mejor opción en situaciones donde los dientes restaurados, por el tipo de oclusión o mordida, queden expuestos a fuerzas o sobrecargas considerables; tal y como ocurre con muchos dientes posteriores, a nivel de molares.


DR.José Miguel Gómez Díez


Odontólogo Especialista en Ortodoncia, Coordinador Clínico de DENTAL VIP, Especialidades Odontológicas s.c. y verdadero apasionado del análisis, discusión, comunicación y difusión de la información científica.